Llevaba un chocolate caliente en una mano y el libro que estaba leyendo en la otra. Estaba decidida a decirle que ya no le importaba que tuviese novia, que no derramaría más lágrimas por él, que dejaría de amarlo con todas sus fuerzas, que lo había superado.

Se había convencido a si misma, esta vez se lo diría. Pero entonces el le sonrió, y todo se vino abajo